lunes, 5 de noviembre de 2012

Aires urbanos/Aires del mercado

La calle se vuelve a llenar de símbolos, siglas y lemas que son englobados al son del diapasón que inunda muchos pechos: "prohibido rendirse", casi es un tiempo en que está prohibido el desaliento, agachar la cabeza no, no escuchar que al ritmo del tecleo de datos de Wall Street, va cayendo mucha gente en las aceras y dejando techos que les habían vendido en un tiempo de falsa ilusión, donde mucha gente podía participar de la promesa de los oropeles y aromas de la riqueza, cuando en muchos otros lugares seguían con la misma esperanza, es decir, ninguna…
 
Los tiempos se han vuelto duros para aquellos que habíamos comprado el colchón del olvido del malestar en la civilización. Pero hemos descubierto con sorpresa que en los países que en voz alta habíamos llamado democráticos se filma a las voces disonantes para identificarlos como verdaderos provocadores de un orden que no sirve ya a una mayoría. En el voto en la urna muere la participación civil en pos de unos representantes que sólo representan a los dueños del dinero. El apelativo de mercados corresponde a la suma de las decisiones de Wall Street+los bancos+la casta política+especuladores, al resto de las personas, la ciudadanía nos queda una especie de circuito civil (civilodromo) donde se nos vigila desde cerca para localizar bien nuestro nombre y que podamos pagar el daño que hacemos a la sociedad.
El conjunto de las personas que dirigen este cotarro se ha constituido en una nueva clase internacional, la internacional del capital, un sueño leninista, que se constituye bajo un acuerdo común, forrarse a costa del 99%.
La suma de las técnicas y narcóticos que usan es lo que constituye la paz social. Sin embargo, sigue habiendo gritos desesperados, y seguramente los más desesperados apenas puedan gritar, pero queda por resolver la solución de toda esta desesperación, si la sociedad civil podrá organizarse de alguna forma para luchar contra esto. Tras ideales muy loables queda el refugio de la pureza, no obstante, es necesario establecer vínculos difíciles, pues no albergan a priori ningún entendimiento, sino solamente las razones del otro, los motivos de su malestar. Es necesario, por tanto, establecer lazos, constituir colectivos de lucha, lugares de la palabra que alejen el malestar de que nadie se entiende y todo el mundo se conforma, lugares de circulación de las palabras de las voces mudas, de pensar lo imposible, pues esta nueva clase ya ha construido su respuesta: "dinero y vida para los elegidos", y la muerte de esa esperanza de vida que nos habían vendido, la educación para todos y el aire común…
Iniciativas para el Diálogo en Madrid

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